Conocí a Santiago al entrar a la carrera (2020) y desde ahí formamos una relación de amistad y trabajo muy buena. A Santi lo he podido conocer en diferentes espacios tanto personales como profesionales y en todos puedo sacar la conclusión de que es una persona entregada completamente a su pasión por el arte. Santi es un actor empedernido por el estudio de su profesión.

Puedo asegurar eso porque en el transcurso de nuestras carreras compartimos en distintas clases. Empezamos tomando la clase de Puesta en Escena de Teatro Colombiano y fue aquí donde Santiago demostró su gran gusto por el estudio teórico de la actuación. Considero que es una fortaleza el querer aprender no solo desde la práctica sino también desde parte teórica del tema, ya que le da unas buenas bases de conocimiento para que, al ponerla en práctica, sepa de donde viene lo que hace.

Ese estudio que Santiago tiene en la teoría lo vi reflejado en la creación colectiva que compartimos en el Ensambles Interdisciplinar – Vaya y Venga (2022-3) dirigido por Sofía Monsalve. Aunque Santi tuvo dificultades personales ese semestre, aportó al grupo desde su conocimiento teórico dándonos herramientas de creación y producción escénica. 

Ambos nos dimos cuenta que la creación escénica requiere de muchísimos elementos pero sobre todo, como actores, requerimos de un estudio profundo de creación de personaje. Así que inscribimos el Laboratorio de Creación de Personaje dictado por Ella Becerra y Jorge Hugo Marín. En esa asignatura vi el gran potencial que Santiago tiene para darle vida a un personaje. Vi su crecimiento en términos de herramientas para poner en escena. Pero fue en la Técnica Básica de Improvisación Teatral, clase impartida por Felipe Correa, donde vi el verdadero avance de Santi. 

Es increíble ver cómo una persona rompe sus esquemas personales y se permite jugar en la escena. Todo ese tiempo llevaba observando un Santiago muy ceñido a las reglas, los estándares que se supone que debe tener un actor. Santi era el típico niño juicioso que tiene un orden establecido para todo, aunque en el momento que entró a Impro, como coloquialmente la llamamos, una nueva versión de Santigallo salió a flote.

Hacer personajes ridículos, fuera de lo común, llenos de errores, el poderse equivocar y que nada pasara, hizo que Santi le diera un nuevo sentido a la actuación, o por lo menos así se percibió desde afuera. 

De ahí en adelante, Santiago se convirtió en un actor con muy buenas bases tanto teóricas como prácticas. Sigue siendo muy concreto y conciso con la forma en la que trabaja pero en ese proceso se permite jugar y probar cosas distintas. Pude vivir ese cambio con el en la Técnica Básica de Teatro Gestual pues ahí reflejó todo lo que llevaba construyendo estos años. Con una técnica y dedicación impecable y con el deseo de jugar sin importar el error, Santi logró tener un resultado impecable al final del semestre con una gran pieza de teatro gestual. Y por último, con él tuve la oportunidad de vivir mi último laboratorio antes de terminar el programa. Repetimos el laboratorio de Creación de Personaje pero esta vez con los maestros Brunilda Zapata y Jorge Mario Escarbar. 

Santiago es un actor con un profundo conocimiento sobre su oficio, una pasión muy grande por lo que hace, pero sobre todo es una persona dispuesta a seguir aprendiendo y creciendo en este oficio. Claramente puede mejorar en muchos aspectos. Santi es muy autoexigente, y aunque eso es bueno, de vez en cuando le juega una mala pasada. También considero que podría dedicarle más tiempo al entrenamiento corporal pues el oficio de la actuación requiere de igual manera un buen entrenamiento físico como técnico.

Son aspectos que con el tiempo irá desarrollando y mejorando para cada vez estar más cerca de su propia meta. 

Mi Santi, felicidades por terminar esta etapa de tu vida, confío plenamente en que llegarás muy lejos con tu esfuerzo y disciplina.

– Valeria Chilatra Herrera